Luego de que el árbitro pitó un penal y el futbolista Máximo lo fallara, nadie pensó que iba a venir lo peor. Con seis futbolistas, el arquero armó su barrera. Ellos querían evitar en los minutos finales de cualquier manera lo inevitable: su derrota. Pero la decisión arbitral les sorprendió: roja directa para los seis por ponerse de pie. Los reclamos no sirvieron peor los insultos, más bien su hinchada se fue en su contra y las cosas empeoraron: la policía los acompañó afuera de la cancha. Tenían que salir por su conducta inapropiada con su equipaje. En otro lado, su técnico Ramón y los dirigentes del club reclamaban el por qué no les aceptaban el carné de cancha de la federación de Máximo ni de Tobías para que continuara jugando. Tampoco les hicieron válidas las copias del pasaporte ni la cédula. Querían ganar a como diera lugar, pero se encontraron con leyes vigentes para todos. En esta ocasión, el capitán del otro equipo era el piloto de un avión, el árbitro era la au