“El primer error puede ser el último” es la consigna de los desminadores. Y Leonardo Simbaña, Sargento Segundo del Ejército Ecuatoriano, sabe del peligro que representan las minas antipersonales y antitanque. En cualquier lugar de la frontera con el Perú puede explotar alguna. “Existe temor y miedo que a algún compañero o a uno mismo le pueda pasar algo con una mina”, cuenta.
Las tareas de desminado humanitario se iniciaron en octubre de 2000 con la demarcación de los límites del kilómetro cuadrado de Tiwintza. Desde esa fecha hasta el 10 de mayo de 2007, el Comando General de Desminado del Ecuador –dependencia del Ejército- registró cero accidentes en las tareas de remoción y 4.535 minas destruidas. Todo un éxito para un país que solo realiza desminado manual. Dos monitores de la Organización de Estados Americanos (OEA) supervisan y avalan el desminado.
A pesar de los peligros, Leonardo Simbaña forma parte del Comando Regional de Desminado Amazonas (CRD). A sus 36 años está orgulloso de las cinco minas encontradas en el recinto Soldado Monge, provincia de Morona Santiago, en sus primeros 10 días como desminador.
El desminado humanitario consiste en la desactivación de todas las minas instaladas durante la guerra con el Perú en 1995 y transformar esas zonas en áreas productivas. El trabajo de los 48 militares ecuatorianos beneficia a 15 comunidades shuar del cantón Tiwintza.
Los desminadores realizan esta tarea con detectores de minas, trajes de protección y botas antiminas. Todos los implementos pesan más de 20 libras. Junto a ellos, un equipo de apoyo -entre paramédicos y pilotos- colabora en el desminado.
La lluvia y la neblina son los peores enemigos en la tarea de desactivación de minas. Éstas se paralizan cuando las condiciones climáticas no son óptimas para el vuelo del helicóptero. Por eso, en abril pasado sólo trabajaron 15 horas debido a las frecuentes lluvias. Mientras que en marzo fueron 54,49 horas laborables.
La jornada de este grupo inicia a las seis de la mañana. Luego del desayuno en el Destacamento SoldadoMonge, los militares caminan con los equipos a sus espaldas durante 30 minutos.
La zona de desminado está delimitada con carteles que tienen las frases “Ancarta patin” en dialecto shuar y “Peligro minas”. El ingreso a este sector está restringido a civiles.
El silencio y la concentración predominan en cada uno de los miembros del CRD. La tensión aumenta cuando aparece una mina. Con una carga explosiva cónica la destruyen… Pasó el susto. A pesar de los riesgos, este grupo de militares se juega la vida para que otros caminen tranquilos.
Artículo redactado en 2007...
Las tareas de desminado humanitario se iniciaron en octubre de 2000 con la demarcación de los límites del kilómetro cuadrado de Tiwintza. Desde esa fecha hasta el 10 de mayo de 2007, el Comando General de Desminado del Ecuador –dependencia del Ejército- registró cero accidentes en las tareas de remoción y 4.535 minas destruidas. Todo un éxito para un país que solo realiza desminado manual. Dos monitores de la Organización de Estados Americanos (OEA) supervisan y avalan el desminado.
A pesar de los peligros, Leonardo Simbaña forma parte del Comando Regional de Desminado Amazonas (CRD). A sus 36 años está orgulloso de las cinco minas encontradas en el recinto Soldado Monge, provincia de Morona Santiago, en sus primeros 10 días como desminador.
El desminado humanitario consiste en la desactivación de todas las minas instaladas durante la guerra con el Perú en 1995 y transformar esas zonas en áreas productivas. El trabajo de los 48 militares ecuatorianos beneficia a 15 comunidades shuar del cantón Tiwintza.
Los desminadores realizan esta tarea con detectores de minas, trajes de protección y botas antiminas. Todos los implementos pesan más de 20 libras. Junto a ellos, un equipo de apoyo -entre paramédicos y pilotos- colabora en el desminado.
La lluvia y la neblina son los peores enemigos en la tarea de desactivación de minas. Éstas se paralizan cuando las condiciones climáticas no son óptimas para el vuelo del helicóptero. Por eso, en abril pasado sólo trabajaron 15 horas debido a las frecuentes lluvias. Mientras que en marzo fueron 54,49 horas laborables.
La jornada de este grupo inicia a las seis de la mañana. Luego del desayuno en el Destacamento SoldadoMonge, los militares caminan con los equipos a sus espaldas durante 30 minutos.
La zona de desminado está delimitada con carteles que tienen las frases “Ancarta patin” en dialecto shuar y “Peligro minas”. El ingreso a este sector está restringido a civiles.
El silencio y la concentración predominan en cada uno de los miembros del CRD. La tensión aumenta cuando aparece una mina. Con una carga explosiva cónica la destruyen… Pasó el susto. A pesar de los riesgos, este grupo de militares se juega la vida para que otros caminen tranquilos.
Artículo redactado en 2007...
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